Poner el foco en lo negativo conlleva más consecuencias de las que creemos.
¿Por qué no enfocarnos mejor en cosas positivas? Sabes que tu cuerpo, ante pensamientos negativos, reacciona como si de verdad algo malo estuviese sucediendo.
Tu cerebro emite esa sensación de angustia y tu cuerpo, tus células, tus músculos, no son capaces de distinguir entre realidad o imaginación. Resultado: los pensamientos negativos te llevan a resultados negativos.
¿Solución?
No hay una única solución mágica, pero sí una actitud innegociable. Tú decides cómo afrontar cada suceso, cada buena o mala noticia.
Puedes negar la realidad, pero no es una buena opción. Ha ocurrido.
Puedes tolerarla, que es algo mejor pero no te hace feliz.
Y también puedes aceptarla, con naturalidad, sabiendo que unas veces las cosas van bien y hay que celebrarlo, y otras menos bien. Pero no por ello debemos renunciar a seguir luchando por conseguir nuestros objetivos.
Así que: ¡Pulgar arriba siempre !
